Operación Stormbreaker
Los ingleses ya tenían un astro juvenil en David Ratcliffe, que empezó a los 13 años con Harry Potter y ahora ya es una estrella de 18 con gran éxito incluso en el teatro; y atreviéndose a salir desnudo en Equus. Tienen también un escritor, Anthony Horowitz, que no es tan famoso como la supermillonaria inventora de Potter, J.K. Rowling, pero lleva publicadas 6 novelas de un agente espía juvenil, que se venden como churros y han sido traducidas ya a 28 idiomas. Así que los productores cinematográficos le han echado el ojo y han pensado en una nueva saga. “Ryder, me llamo Alex Ryder” podrá decir parodiando a Bond, aunque no lo dice todavía. Y éste que les comento hoy es el primer episodio recién estrenado.
Lo primero fue buscar el protagonista entre 500 aspirantes. Eligieron a Alex Pettyfer, un chico rubio, de 15 años, sin aspecto de forzudo pero desde luego despierto, atlético y guapetón. Especial para gustar a “teenagers”, que serán las principales consumidoras de los libros y lo tendrán que ser de las películas. Repasémoslo.
Alex no tiene padres. Vive con su tío y una asistenta, pero al tío apenas le ve ni le cuenta nada de sus ocupaciones, aunque ha tenido tiempo de instruirle en las artes marciales de defensa y ataque y mandarle al gimnasio para fortalecer su cuerpo. Unos extraños personajes se ponen en contacto con él cuando ocurre que su tío muere en accidente. Resulta que era un agente del MI6, organismo secreto de inteligencia al servicio de Su Graciosa Majestad. Y quieren que Alex vengue el asesinato y continúe su labor. “¡Pero si soy un muchacho!”, dice él. “Estás preparado. Tu tío se preocupó mucho de esto”. Y ya tenemos al Jaimito Bond en marcha.
Desde luego, en cuanto se pone en marcha no para. Carreras a pie y en moto (en coche no, porque se supone que todavía no tiene carnet), peleas, saltos, trompadas, artes marciales con las piernas, con las manos, especialista en manejo de cuerdas… No les dará tiempo de respirar viendo la película, lo que quiere decir que nada de las ironías, conquistas y sutilezas de Bond. Aquí todo es acción pura y dura, más adecuada para chicos y chicas de la edad de Alex que para mayores y pequeñitos. El malo es Michael Rourke, un empresario que, como promoción, quiere regalar un Stormbreaker, el ordenador más perfecto del mundo, a todas las escuelas, lo que, naturalmente, es un engaño peligrosísimo que tendrá que descubrir Alex. Rourke actúa de aquella manera que parece que se burla de todo el mundo, incluido él.
